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El Madrid se llevó de nuevo la Supercopa Endesa, y van cinco de manera consecutiva, y hace que el Barça vuelva a hincar la rodilla en esta competición por séptima vez en los últimos enfrentamientos ante los blancos (cuatro en finales), ahí es nada. Es decir, desde el año 2010 el Barcelona no es capaz de meterle mano al Madrid en este trofeo que sirve de antesala para dar el pistoletazo a la competición.

Aunque la Supercopa sea un trofeo menor, por aquello de “no le damos mucha relevancia” por parte de quien lo pierde, empezar la temporada ganando es siempre mucho mejor y más cuando tienes un “proyecto nuevo”, como es el de Chus Mateo, con ciertos aires de continuismo Lasista.

En la primera mitad el Madrid estuvo algo caótico y espeso en ataque, sobretodo en el segundo cuarto donde no fue capaz de encontrar su ritmo de juego y el Barça fue capaz de hacer y deshacer con cierta facilidad de la mano de Sanli primero (21 puntos + 5 rebotes) y posteriormente de Laprovittola (12 puntos + 14 asistencias). El Madrid parecía haber olvidado cómo le ganó al Barça la liga, a través de una defensa extenuante y muy física por momentos.

Con la lección aprendida, en el tercer cuarto el Madrid tiró precisamente de su gran físico en casi todas las posiciones para ahogar al Barcelona en defensa, y gracias al corazón indomable de Llull, sus compañeros se subieron a su capa para tirar de épica y culminar la remontada (parcial de 19-2). ‘Sergi’ anotó tres mandarinas consecutivas de tres tan características suyas para insuflar de adrenalina y confianza a su equipo.

A partir de ahí, el partido tuvo alternancias constantes en el marcador hasta llegar a la prorroga, donde el físico del Madrid se impuso sin que el Barcelona pudiera igualarlo.

Estos dos días de competición deja varios aspectos, tantos positivos como negativos de los madridistas:

Walter Tavares. Es cierto que el primer día, ante el Betis, pasó desapercibido, pero ante Barça tocaba sacar el monstruo que lleva dentro. Ese monstruo que aterroriza y domina de manera tirana y absoluta ambas zonas. Firmó 40 de valoración con 24 puntos, 12 rebotes, 5 tapones,  10/11 T1, llegando a emular el cuarto partido de pasada final ACB cuando dejó una tarjeta de presentación de 41 de valoración.

Gaby Deck. Ha dejado claro que es uno de los jugadores diferenciales de este equipo, y uno de los mejores aleros del continente. Su juego no es vistoso, pero si efectivo. Sus números en estos dos partidos fueron: 32 puntos, 14 rebotes, 5 asistencias y 46 de valoración.

Dzanan Musa. El bosnio se ha convertido en la nueva Musa del equipo. En apenas dos semanas ha demostrado que su fichaje ha sido todo un acierto y su integración es tal, que parece que lleve en el equipo toda la vida. No se esconde, ejerce de líder, genera muchísimo desde el bote (uno de los males del Madrid tras la marcha de Campazzo), y no necesita acaparar mucho balón para ser diferencial. Se pensaba en el Dzanan de Breogán, en aquel que tenía muchos tiros, pero sabe esperar su momento, que el partido le fluya para aparecer. 40 puntos (14/22 TC), 10 asistencias y 53 de valoración en estos dos días.

Balance pérdidas/asistencias. Se perdieron más balones que pases de canastas repartidos, es decir, 16 pérdidas por tan solo 13 asistencias. Resultando sangrante el rendimiento de Sergio Rodríguez con 0 asistencias, cuando es una de sus mejores virtudes, repartir juego. El Chacho ha estado desaparecido en Vietnam en esta Supercopa, falto de chispa y de físico, como si su carnet indicase más edad de la que tiene, como si hubiese dejado en Italia parte del Chachismo. Entre Musa (3), Deck (3) y Llull (3) firmaron casi todas las asistencias del equipo.

Mario Hezonja. Aún es pronto, pero las alarmas empiezan a encenderse con el croata. El Madrid es un tren al que hay que subirse desde el primer día, sino te arrolla. Cuando se produjo su fichaje se le tildó de espíritu de “se dejaba llevar” y de momento está demostrándolo con creces. Es cierto que ha sido poco utilizado, sobretodo en la final con tan solo 8 minutos y cero tiros a canasta, y que ha sido empleado en la posición de cuatro abierto en las esquinas para recibir y tirar, fuera de su posición natural (alero), pero bien haría Chus Mateo en meterlo en dinámica lo antes posible, en generar algunos sistemas de ataque para él y hacerle jugar en su posición, para que de esa manera recobre la confianza que parece haber perdido.

Cornelie. Si ante el Betis contó poco, ocho minutos, ante el Barcelona ni jugó. En principio era y es el fichaje de menos renombre, una apuesta ‘barata’ o una moneda al aire para ver como sale. Pero sin minutos es difícil calibrar lo que puede llegar a dar. Quizás cuando empiece la ACB sea su momento, veremos.

Mucho tendrán que espabilar Mario y Petr si no quieren verse fuera de la rotación cuando regresen los lesionados Rudy, Hanga, Abalde…

Automatismos, la vida igual. De momento, el Madrid sigue tirando de Sergio Llull en las grandes citas, tiene mando en plaza para tirar cuando y como le plazca. No seré yo quien critique a Llull, pues sin sus tres triples y su garra, determinación y corazón el Madrid no habría remontado este partido así como tantos otros, pero su rol debe ser menor a día de hoy. Quizás, solo quizás, por aquello de verse obligado a jugar de nuevo de base, tirase más de la cuenta. Necesita de un base a su lado para darle el balón donde él pueda castigar más y tirar menos.

En definitiva, y a pesar de los lunares, empezar ganando sabe mucho mejor, y este Madrid tiene aún mucho margen de mejora tanto colectiva como individualmente. Chus Mateo tiene una ardua labor por delante para encajar todas las piezas. Mientras tanto el Barça debe pensar “Un monstruo caboverdiano viene a vernos” cada vez que jugamos contra el Madrid.

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