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Cuando el dominio de un jugador es abrumador, como lo fue el de Larry Bird con sus dos MVP consecutivos de la NBA (1984 y 1985), llega un momento que los desafíos se agotan, y por tanto la llama competitiva se apaga lenta y paulatinamente.  

En 1986 el aburrimiento, por el continuo dominio, llamó a la puerta de Bird que veía como los Celtics bajo su liderazgo no encontraban a nadie que les plantara cara, al menos durante la temporada regular, y Larry tenía que mantener su espíritu competitivo vivo de alguna manera. Los retos era para él una especie en vías de extinción y no se le ocurrió otra manera de hacerlos renacer que lanzar con su mano izquierda durante un partido, en lugar de hacerlo con su mano derecha.

Su desafío parecía extravagante llegando a rozar rasgos de chulería, pero era la única forma de mantener viva la llama de su ego y competitividad, cuando aquel 13 de febrero de 1986 (tras conseguir un triple doble ante los Sonics: 35 puntos, 15 rebotes y 11 asistencias) declaró en rueda prensa que en su próximo partido, siempre que pudiese, utilizaría su mano izquierda para lanzar a canasta.

La mayoría de periodistas allí presentes, se tomaron a bravuconada aquella afirmación de Bird. Pero conocedores de su carácter competitivo y nada fanfarrón, parece mentira que la prensa especializada no tomara en serio las palabras del 33.

El desafío parecía complicado, no solo para Larry, sino para todo jugador que fuese o sea diestro. Y más aún para Bird, cuya mecánica de tiro era algo heterodoxa. Aunque según contaban los periodistas de la época, el alero de los Celtics jugaba con ventaja porque era ambidiestro, ya que en multitud de ocasiones firmaba autógrafos con ambas manos a la vez.

A pesar de no haber podido contar con Kevin McHale en los últimos nueve partidos, los Celtics habían sido capaces de salir victoriosos en catorce de sus últimos quince partidos y lideraban con holgura la Conferencia Este (39-9). Muestra inequívoca del dominio insultante de los Celtics.

Bajo esas premisas, el 14 de febrero de 1986, Boston visitó el Memorial Colliseum de Portland para medirse a los Blazers de Terry Porter, Kiki Vandeweghe, Clyde Drexler y compañía. Y Bird firmó de nuevo una actuación estelar con 47 puntos, 14 rebotes y 11 asistencias con 21/34 en tiros de campo, y haciendo realidad su promesa con 22 puntos encestados con su mano izquierda. Larry anotó la canasta que forzaba la prorroga, y en el tiempo extra también se encargó del enceste ganador para sus Celtics (119-120).

Tras el encuentro, Bird declaró a un periodista del “Boston Globe” que había reservado su mano derecha para el duelo contra sus archienemigos, los Lakers, con los que se enfrentarían dos días más tarde. Y es que fue tal superioridad aquel año de Larry, que acabó siendo nombrado MVP de la temporada y las finales de la NBA, en las que llevó a los Celtics a conquistar el anillo ante los Rockets.

En aquella época hubo un solo rey en la NBA llamado Larry Bird. Un hombre que fue capaz de retarse a sí mismo y salir victorioso. Un hombre que firmó el dominado ‘Left handed game’ que pasó a formar parte de la mítica historia de grandes partidos de la NBA.


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