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El 9 de abril de 1978 George Gervin y David Thompson se batieron en un duelo anotador antológico en pro de conseguir la corona como máximo anotador de la NBA. Ambos llegaron al último partido de la regular season prácticamente empatados en anotación, con solo dos centésimas de ventaja para Gervin (26,8), que a la postre resultarían decisivas.

Gervin, apodado ‘The Iceman’, por su juego estilista y lleno de clase, no fue una de las primeras elecciones de su Draft. Concretamente cayó a un número muy bajo, el 40, eligiéndolo San Antonio Spurs en 1974, en uno de los mayores robos del Draft que se recuerdan si hacemos caso a Jerry West: “El único jugador que pagaría por ver”. Poco más que añadir sobre quien patentó el ‘finger roll’, movimiento en el que desliza el balón sobre la yema de los dedos al dejar un bandeja.

En el otro lado de la moneda estaba David Thompson, conocido con el sobrenombre de ‘Skywalker’, que fue pionero de un estilo, jugar por encima del aro. Podría decirse que fue el Michael Jordan de su época antes de que existiera ‘Air’, sin pasar por alto que precisamente fue el ídolo de la infancia/adolescencia del mítico 23 de los Bulls. Era tal su calidad y su talento que fue elegido con el número uno del Draft de 1975 por los Atlanta Hawks.

Antes de aquella fría tarde domingo, ambos ya se habían medido en más de una ocasión en la extinta ABA, como ocurrió en 1975 cuando midieron sus talentos en el concurso de mates de aquella liga que no era sino el hermano pequeño y rebelde de la NBA. Pero en esta ocasión el ‘premio’ a conseguir era más goloso: ¡mejor cañonero de la mejor liga del mundo! Así que con ese objetivo entre ceja y ceja se entregaron a él en cuerpo y alma con todo su talento y puntería.

Los Nuggets de Thompson se medían a los Pistons y ‘Skywalker’ salió en tal estado de excitación que anotó 32 puntos en el primer cuarto, superando así el record de Wilt Chamberlain que la temporada anterior había anotado 31. Pero no contento con ello, y a sabiendas de la calidad de ‘Iceman’, Thompson continuó anotando canasta tras canasta hasta que reloj del primer tiempo llegó a su fin para firmar 53 puntos al descanso, en una serie de 20/23 en tiros de campo. Su gran primera parte no tuvo el continuismo deseado en la segunda, ya que la defensa de los Pistons le triplicó en muchas ocasiones el marcaje a sabiendas de que siempre sería quien se tirase todos los tiros, y por ello ‘solo’ pudo finalizar el partido con 73 puntos (28/38 TC y 17/20 TL en 43 minutos de juego), una cifra que parecía francamente insuperable y que ponía las cosas realmente difíciles para Gervin.


Era turno de los Spurs, que jugaban siete horas después contra New Orleans Jazz, y en concreto de Gervin, que partía con la ventaja de conocer que necesitaba 58 puntos para que la corona de cañonero fuera suya, en una situación en la que cualquier otro jugador se hubiese visto cohibido por la presión y los sudores fríos, pero por algo era apodado ‘The Iceman’ y esos aspectos, tan negativos para un jugador, no estaban hechos para él.



A pesar de errar sus seis primeros lanzamientos su serenidad estaba hecha a prueba de bombas, y más bien esos fallos fueron una toma de contacto antes de comenzar el idilio perfecto con la red y el aro, llegando su ‘romance’ anotador a su punto más álgido en el segundo cuarto cuando encestó 33 puntos (cifra solo igualada por Carmelo Anthony en 2008 vistiendo la camiseta de los Nuggets), convirtiendo en efímero el récord de Thompson.

Ese aluvión de puntos le hacía tocar con la punta de los dedos la tierra prometida al registrar su cuenta anotadora 53 puntos al descanso. Solo cinco pírricos puntos le separaban de su conquista, y el tercer fue coser y cantar al sumar diez más y alcanzar 63 puntos (23/49 TC), lo que le llevó a ver tranquilamente casi toda la segunda mitad del partido saboreando su título de máximo anotador al finalizar con un promedio de 27,2 y Thompson con 27,15.


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