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Antes de su primer anillo, Michael Jordan fue catalogado como un gran anotador que no era capaz de hacer mejores a sus compañeros. Muchos le tachaban de egoísta por sus grandes anotaciones que bajo el punto de vista de esos críticos al equipo le servía de bien poco.

En cierta medida llevaban razón, pero Michael lo veía desde otra perspectiva, si nadie arrimaba el hombro o daba el paso al frente necesario para comandar el equipo junto a su liderazgo él haría lo que fuese necesario para aupar a Chicago a la cima.

Esa premisa, suplir las carencias del equipo en ambos lados de la cancha, le llevó a realizar una extraordinarias actuación (una de muchas tantas) el 13 de marzo de 1989. Jordan firmó un triple-doble en apenas 20 minutos frente a Indiana.

Michael le dejó esta tarjeta de presentación a los Pacers en la victoria de sus Bulls (90-122): 21 puntos con 7/15 en tiros de campo, 14 rebotes, 14 asistencias, 3 robos y 2 tapones en los primeros veinte minutos del partido, ahí es nada, cifras al alcance de muy pocos, más bien solo los tocados por la varita de los Dioses son capaces de tal hazaña.

No conforme con ello, Jordan consiguió 10 triples-dobles en 11 partidos en el periodo de dos meses, y 7 de manera consecutiva.



En la web amiga jordanypippen.es también podéis leer esta hazaña de Michael Jordan.

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