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A nadie se le escapa que tanto Ricky Rubio como Marcelinho Huertas, no han llegado a dar el rendimiento que se esperaba en el Barça. Ricky salió como quien dice por la puerta de atrás, sin hacer demasiado ruido y con la una pregunta en el candelero: ¿Qué le pasa a Ricky Rubio? En el caso del brasileño quizás sea pronto para valorar su rendimiento, pero también es cierto que sus prestaciones no son las que cabían esperar de él. 
Los inicios del ‘Marce’ no hacían presagiar lo que finalmente estamos viendo, es decir, a un Huertas casi semi-desconocido. Su rendimiento de principios de temporada, hacía presagiar todo lo contrario, a un Huertas que cada vez iría a más en su rendimiento, lo que conllevaría que el Barça pudiera ser aún más intratable.
Pero en el último mes de competición, antes de la cita copera, Huertas empezó a bajar alarmantemente sus prestaciones, llegando a tocar fondo durante la Copa del Rey o más bien en la final, de donde no salió muy bien parado, siendo uno de los señalados de la derrota blaugrana.
Y es que volviendo al tema de las vidas paralelas de estos geniales playmakers, los comienzos de Ricky también fueron excepcionales -en su primera temporada-, con aquel Barça que deslumbró no solo en España sino en Europa. Lo que vino después en la segunda temporada se podría etiqueta de incomprensible. ¿Incomprensible? Sí, por la calidad del jugador, pero no por la ‘filosofía’ Pascual. El técnico culé, parece que es más dado a emplear bases del perfil de Víctor Sada. Bases que se dejen los pulmones en defensa y en ataque dejen vía libre a los artistas como Navarro, Mickeal, Lorbek... en definitiva bases de ‘pico’ y ‘pala’ y que necesiten la bola lo menos posible.
Siendo extremistas, los sistemas de Pascual con respecto a los bases, se limitan a que estos suban el balón y ‘molesten’ lo menos posible, no hay cabida en los sistemas blaugranas para que los bases brillen o se le dé manga ancha. Esto es consecuencia de la gran plantilla blaugrana, hay mucha delicatessen y un solo balón, con lo cual no todos pueden brillar. 
Y es que ambos jugadores necesitan del balón para poder dar de sí todo lo que llevan dentro, necesitan libertad para desarrollar su baloncesto y no sentirse encorsetados en los sistemas del Barça, como es el caso. Son bases que necesitan correr y este año el Barça no juega a ese baloncesto, sino todo lo contrario, un basket-control total donde el principal damnificado es Huertas. Porque no olvidemos que en sus primeros meses Huertas también sufrió con los sistemas de Ivanovic, y hasta que el ‘Sargento de Hierro’ no le dio la libertad necesaria para desarrollar su juego, no se empezó a ver al verdadero ‘Marce’.

Es curioso que también por ambos se llegó a pagar un autentico pastizal, y es lo que no llego a entender. ¿Para que se pagaron esas cantidades, sino es el perfil de base que se amolda a lo que quiere Pascual?, quizás porque ‘viste’ mejor fichar a ellos, y no otros con menos nombre...
Lo que sí es cierto es que Pascual tiene ante sí una encrucijada, retocar sus sistemas y ‘filosofía’ de basket-control para recuperar a Huertas, o bien seguir con sus planteamientos y tirar directamente a la basura otro gran base y en consecuencia el pastizal pagado por el brasileño...
Por el bien del baloncesto, espero y deseo que volvamos a ver al Huertas que nos deslumbró a todos y que fue designado en dos ocasiones como el mejor base de la liga. Ese Huertas que a mi particularmente me llegó a enamorar y del que sigo enamorado, esperando que Pascual rectifique y me haga volver a disfrutar de la autentica versión de Marcelihno Huertas.

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