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Esta Copa del Rey ACB 2017 pasará a los anales de la historia como la Copa de “Era Campo Atrás”. Sin lugar a dudas la polémica jugada del jueves (no hace falta explicarla, todos sabéis de que hablo) no ha dejado a nadie indiferente, y horas después de conocerse al campeón aún sigue coleando la infracción no señalada por el trío arbitral, sin que casi nadie mencione que Morabanc lanzó más tiros libres que el Madrid (catorce más), por ejemplo.

Pero más allá del error, que lo hubo, ¿Por qué deberíamos quedarnos con ese fallo y no con esta extraordinaria Copa del Rey vivida? Porque si te gusta el baloncesto de verdad, y dejas a un lado tus colores, debes reconocer en tu fuero interno que esta Copa ha sido intensa en cuanto a emociones y no debería molestarte que el Real Madrid haya levantado su cuarto entorchado de manera consecutiva, hito solo conseguido por el Barcelona entre 1978 y 1983 pero con un formato distinto al de ahora. No debería molestarte el coincidir en la misma época que el conjunto de Laso, no debería molestarte el poder “disfrutar” de ese grandísimo equipo que lo da todo y más por la victoria, que no se rinde y que tiene un corazón más grande que su propio escudo.


El deporte, como la vida, son ciclos y ahora le toca a este Real Madrid (tras mucho peregrinaje por el desierto) dominar el baloncesto nacional y codearse de nuevo con los más grandes de Europa para recuperar ese respeto que antaño tenía. Porque hasta la llegada de Laso al Madrid había un equipo, el Barcelona, que dominaba a su antojo la ACB y que precisamente era uno de los reyes de Europa, y entonces a muy pocos amantes de este deporte les molestaba esa hegemonía, es más, les maravillaba el juego del equipo culé, a mi el primero y dejaban muy aparcados los fallos arbitrales… Porque los grandes amantes de este deporte, como quiero creer que lo eres tú, lo que le importa verdaderamente es ver buen baloncesto, independientemente de los colores, independientemente de las fobias, independientemente de las manías.

Lo importante es ver y disfrutar de grandes equipos como lo es este Real Madrid. Disfrutar de Doncic, Llull (¡que se marchen a la NBA por favor!), Randolph, Nocioni… y deberías sentirte privilegiado por ver a un equipo que está causando sensación,  y que solo valorarás en su justa medida con el paso de los años, cuando sean otros jugadores los que ocupen el lugar de los Llull, Rudy, Doncic, Chacho, Ayón, Felipe, Carroll, Chapu y muchos otros que han colaborado de una forma u otra a elevarlo a ser una Dinastía. Será entonces cuando tus recuerdos te invadan y pienses que fuiste afortunado por verlos en acción, y a la vez sientas rabia y culpabilidad por no valorarlos en su justa medida cuando debiste hacerlo.

Era campo atrás, pues sí, pero yo me quedo con los tres grandes partidos que han jugado los rivales del Real Madrid, diría que alguno por encima de sus posibilidades, y eso solo puede conseguirlo un equipo de la categoría del Madrid. Solo Laso y sus jugadores son capaces motivar de esa manera a sus rivales, de llevarles a dar el 110%. Morabanc, Baskonia y Valencia han sido unos durísimos huesos de roer de la mano de Shermadini, Beaubois y Dubljevic, y a punto estuvieron de tumbar al gigante blanco. Ellos, por supuesto, también son campeones, porque no todos los días hay equipos que tienen el corazón, la garra y los bemoles para creer que es posible vencer a esta Dinastía blanca y plantarle cara como lo hicieron.

Gracias a ellos y a este Real Madrid, el baloncesto se ha hecho aún más grande. Y gracias a todos ellos, cuando eche la vista atrás, podré decir que tuve la suerte y el privilegio de poder ver a esa Dinastía llamada Real Madrid. 

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